11 de julho de 2011

LITURGIA DO DIA

Daniel Cueva Casanova
Liturgia: Primera Lectura, Salmo, Evangelio y Reflexión:
Tanto nos ama El Señor que no solo los santos declarados por la Iglesia son dignos de Dios, pues lo serán todos aquellos que no son como los malvados y aceptan a Sus ungidos del Señor, por ello dice: «Quien los recibe a ustedes, me recibe a Mí.»…

15º Semana del Tiempo Ordinario 1...1 de Julio de 2011

Liturgia de las Horas: 3ra. Semana del Salterio
Color: Blanco
Santoral
SAN BENITO ABAD, patrono de Europa. (MEMORIA).

Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió a algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Murió el 21 de marzo del año 547, pero ya desde finales del siglo VIII en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy.


Lecturas de la liturgia
Exodo 1, 8-14. 22 / Mateo 10, 34--11, 1
Salmo Responsorial: Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8 (R/. 8a)
R/. "Nuestro auxilio es el nombre del Señor"

Primera Lectura: Exodo 1, 8-14.22
"Tomemos precauciones contra Israel para que no siga multiplicándose"
En aquel tiempo, subió al poder en Egipto un nuevo faraón, que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo:
«Los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros. Tomemos precauciones contra ellos para que no sigan multiplicándose, no sea que, en caso de guerra, se unan a nuestros enemigos, para luchar contra nosotros y se escapen del país».
Les pusieron, pues, capataces a los israelitas para que los oprimieran con trabajos pesados; y así construyeron para el faraón las ciudades de Pitom y Ramsés, como lugares de almacenamiento. Pero mientras más los oprimían, más crecían y se multiplicaban.
Los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel y los redujeron a una cruel esclavitud; les hicieron pesada la vida, sometiéndolos a rudos trabajos de albañilería y a toda clase de tareas serviles en el campo. Además, el faraón dio esta orden a su pueblo:
«Echen al río a todos los niños que les nazcan a los hebreos; pero si son niñas, déjenlas vivir».

Salmo Responsorial: 123
"Nuestra ayuda es invocar al Señor."
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de su cólera.
R. Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, que no nos hizo presa de sus dientes.
R. Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
R. Nuestra ayuda es invocar al Señor.

Evangelio: Mateo 10, 34-42; 11,1
"No he venido a traer paz, sino discordia"
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.
El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí.
El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por Mí, la salvará.
Quien los recibe a ustedes, me recibe a Mí; y quien me recibe a Mí, recibe Al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.
Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, Yo les aseguro que no perderá su recompensa».
Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de allí para enseñar y predicar en otras ciudades.

Reflexión:
Amadísimos en María Santísima y El Señor Jesús:
El terror es presa fácil para el hombre, aun cuando éste tiene poder, quiere tomar precauciones, pero si estas fueran honestas, lo fueran, pero en algunos casos cuando son deshonestas, el hombre ha entrado en pavor, el terror lo ha alcanzado. Éste es el caso del nuevo faraón que viendo multiplicarse al pueblo de Israel lo condena a trabajos forzados y construye para sí ciudades como fortines. ¿Qué a caso Dios no se acuerda de sus hijos? ¿Qué a caso Dios te hará perecer si sigues Sus caminos? Claro que no querido hermano, Dios es bondadoso, al punto que hoy día vives aun y puedes leer o escuchar esto.

Efectivamente, el hombre tiene que poner su mirada no en cuanto lo atormente, sino, en el fruto que sale de ello; por ello, es que vemos que el pueblo de Israel, aun en el tormento de la opresión, Dios les da gloria y lo hace un pueblo numeroso, más del que era cuando no era oprimido por el Faraón. En efecto, Dios no niega a Sus hijos predilectos, a Su pueblo elegido la sabia y misericordiosa promesa que hizo a nuestro padre Abrahán, que multiplicaría su descendencia haciéndola numerosa como las estrellas del cielo. Y en esto sabemos que en el Cielo hay tronos que son reservados para los perseverantes; pues, en un lado dice el Divino Redentor: «Solo el que persevere hasta el fin, ése se salvará», y en otro lado dice: «en La Casa de mi Padre hay muchas habitaciones»… y si tenemos en cuenta que el Apocalipsis 12 dice: «Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra.»… Componemos que Las Estrellas del Cielo son las habitaciones que el Divino Redentor nos dice, y si de ella faltan, pues, «fueron precipitadas a la tierra.»… Y si a ello le sumamos que las estrellas del Cielo son las que Dios promete a Abrahán como numerosas de su descendencia, pero que no todos son dignos, pues, muchos caen como bien sabemos que muchos se han perdido, ya que así lo manifiesta la parábola del Sembrador y muchas más enseñanzas del Divino Maestro Jesucristo nuestro Señor; es porque concluimos que quienes perseveren de la gran descendencia que Dios nos dará por las tribulaciones que padecemos en el mundo, heredarán éstos perseverantes Las habitaciones de La Casa del Padre.
¿Qué acaso no se vive hasta el día de hoy esta sentencia en medio oriente y en oriente?: «Echen al río a todos los niños que les nazcan a los hebreos» Es más, en occidente, nuestros países también abortan a sus hijos las malvadas madres desnaturalizadas. Pero ello no queda sin reparo; pues, Dios promete justicia que claman los asesinados, porque bien lo dice en el Génesis 4, 10: «¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia Mí desde el suelo.»…

Pero El Señor con los oprimidos Es Misericordioso porque nos dice el Salmo: «Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador.»… El hombre ha sido socorrido por Dios, el hombre estaba a merced de sus enemigos malignos, estaba siendo llevado a La Condena Eterna, pero la magnanimidad de Dios es hacer Suyo a Sus hijos muy queridos y actúa: «la trampa se rompió y escapamos. El hombre solo ha quedado para reconocer la grandeza de su Dios; por ello dice: «Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.»…

Por ello querido hermano, nos es tan necesario estar con Dios, practicar Su justicia y clamar a Él Su grande Misericordia para que seamos salvos para La Vida Eterna.
Y El Señor Jesús, nos pone en tela de juicio aquél día que ya se nos ha presentado, en la que Él vino a traer la división. En efecto nos dice «He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre.»… porque el que sigue el camino del Señor hará cuanto Él le mande en sus Sagradas Escrituras y La Sagrada Doctrina de La Iglesia, y justamente es que la historia y la actualidad redundan en ello, pues, hay padres a favor del aborto, hijos a favor del mal llamado matrimonio gay, y un largo abominable etc. que hace que las familias se desunan y hayan hasta guerras declaradas por estas causas que El Señor Jesús nos adelantó para que quienes nos mantengamos fieles a Su Palabra. Pero hermano querido, bendito tú que eres enfrentado en guerras legales, o de armas o de empellones; pues, tu obediencia no será desestimada y Dios te dará gloria.

Y aquél que por seguir unido a sus familiares no sigue El Sagrado Evangelio, es porque no tendrá enfrentamientos; es decir, no tendrá Cruz, por tanto no tomará La Cruz del Señor y en consecuencia no tendrá tribulación, y el que no tiene tribulación, no tendrá gloria; porque bien sentencia El Divino Redentor: «El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí.»…

Y en los mártires tenemos grandes ejemplos de donaciones de vida a imitación de Jesucristo en La Cruz, por ello dice: «El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por Mí, la salvará.»… Y de esto gran ejemplo dieron los mártires, que quienes estimando su vida por nada no sucumbieron ante los malvados y dieron gloria a Dios inmolando sus vidas. Y no solo con este martirio activo hay mártires en nuestra amada Iglesia que somos todos; pues, los santos y muchos otros, al donar sus vidas para vivir como El Sagrado Evangelio nos pide, ya el santo está martirizando el mismo su vida y no solo él se martiriza, sino, que lo martirizan aquellos que odian a estos santos porque éste escogió el camino recto de Dios. Pero el santo ya encuentra salvación, por ello dice: «el que la pierda por Mí, la salvará.»… Y tanto nos ama El Señor que no solo los santos declarados por la Iglesia son dignos de Dios, pues lo serán todos aquellos que no son como los malvados y aceptan a Sus ungidos del Señor, por ello dice: «Quien los recibe a ustedes, me recibe a Mí.»… Y luego para afianzar Su favor, El Señor Jesús se declara El Mesías diciendo «y quien me recibe a Mí, recibe al que me ha enviado.»…
Es así querido hermano que el hombre se siente en gloria cuando es socorrido por Dios, pues, Él promete: «Yo les aseguro que no perderá su recompensa.»…

(Por favor comparte esta información con toda tu red de contactos, muchos lo pueden necesitar; pues, El Señor Está llamando a la puerta. Ap. 3, 20.)

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