11 de novembro de 2011

5 de novembro de 2011

PALAVRA DO SENHOR PARA O DIA DE HOJE

Daniel Cueva Casanova
Reflexión de La Lectura, Salmo, Evangelio de hoy: Comenzamos persignándonos: En el nombre del Padre, y del Hijo, etc.

Reflexión:
Queridos hermanos y hermanas:
El Apóstol San Pablo manifiesta una gratitud muy grande a muchos que están al servicio de Dios en diferentes comunidades de Roma por el valor de seguir en la obra de La Evangelización, pues, por el anuncio de Salvación para el hombre, el Ap...óstol, ha estado en riesgo de muerte, pero él, fiel a sus principios de conversión cristiana, y por la revelación del Mismo Cristo, es capaz de entregar su vida como que lo hizo. El mismo modo de proceder debemos tener nosotros, cuando no necesariamente tenemos que arriesgar nuestra vida, pero si nuestra vida social, en una sociedad que rechaza el cristianismo y manifiesta una fobia intolerante, por la cual, somos muchas veces apartados de sus vínculos sociales. Esta es una forma de arriesgar nuestra vida, pues, sin una aceptación del mundo, muchas veces estamos arriesgando la estabilidad de nuestros hogares, en los estudios, el trabajo y la sociedad, y con ello, la estabilidad económica, pues, la discriminación por creencia religiosa, muchas veces nos deja sin chance de poder mantener una continuidad en todo ámbito de nuestra vida, por lo que en conclusión, afecta directamente a nuestra vida en su integralidad.

Pero así como el apóstol manifiesta sus gratificaciones a varios hermanos en diferentes comunidades, lo mismo debe ocurrir con nosotros, en sentido en que el católico debe seguir un apostolado que abra las puertas a diferentes hermanos que nos lleve a incrementar la familia de La iglesia, y en ellos se pueda iniciar la salvación de sus almas, encontrando la promesa de La Vida Eterna, una realidad concedida por Dios. Y así, podamos decir como el Apóstol: «Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes. Amén.»
El salmo 144 de hoy, manifiesta ese sentir de quienes estamos en el proceso de conversión y la invitación a los que vendrán, pues, dice: «Cada generación a la que sigue anunciará Tus obras y proezas» Y añade: «Se hablará de Tus hechos portentosos, del glorioso esplendor de Tu grandeza»… Mira que dice «se hablará», es decir, que se dice en tiempo futuro, porque como dice primero, se anunciará al Señor de generación en generación, y no hace menos cabo de toda la humanidad diciendo que solo se trata de Israel, por lo que queda claro que es en relación a que todo habitante del orbe anunciará al Señor y de todas sus maravillas que ha hecho para con Sus hijos predilectos.

La fidelidad la mantiene el que guarda fe, es decir, el que guarda confianza, en el cumplimiento de sus obligaciones y no defrauda la confianza que han depositada en él. Por tanto, si vamos a recibir dinero en este mundo, que sea con fidelidad a quienes nos lo entregan, porque siendo fieles con el dinero que es el objeto más delicado en los tratos de los hombres, ya que con él se han logrado muchas separaciones, juicios e injusticias se cometen, aun cuando hayan sido fieles al dinero encomendado; y aunque algunos si nos consideren amigos suyos por nuestra fidelidad ¿Cuánto más no se nos hará justicia en el mundo y más aún en El Cielo? y ¿Cuánto más no se nos confiará los dones y virtudes que Dios nos manda para ayudar a nuestros hermanos y todos ganar La Vida Eterna? Por que como dice El Divino Maestro: «El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes»… y lo mismo sucede con la infidelidad, pues: «el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes»…

Cuando se nos dice: «¿quién les confiará los bienes verdaderos?»… se refiere a los dones y virtudes, y cuando se nos dice: ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?... se refiere a nuestra salvación, aquella que se nos dio cuando fuimos creados, pero que la dejaremos de tener, si andamos en malos pasos con los dones y virtudes que Dios nos ha dado.

Por tanto queridos hermanos es justo la sentencia que nos dice El Divino Redentor cuando dice: « En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero»… teniendo en cuenta que servir significa estar sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone, y si eso ocurre con nosotros hacia el dinero, es que ya no podremos estar al servicio de Dios. Por ello, debemos mantenernos en la humildad y sencillez de corazón para evitar los apegos terrenales y buscar siempre los bienes del Cielo, pues, con ellos: los dones y virtudes hacemos más grande y segura el ancla a nuestra santidad y el logro de la ansiada corona de la gloria que nos lleva a Vivir Eternamente con Dios.

Y si nos afanamos en seguir una vida apegada a los bienes terrenales y en ello incluimos todos los defectos y caprichos que tenemos, incluido el dinero, porque todo ello ha sido engendrado en el mundo; nuestra estancia para las cosas del mundo nos embotará el alma de perdición y una mayor proximidad a La Condena Eterna. Es así que todo ello que es malo, y que ha sido engendrado en el mundo, si nos complace, es pues, porque efectivamente es muy fácil de conseguir y con gusto se nos llenan los sentidos, como el tacto, el olfato, el gusto, el oído y la visión; en todos ellos, en todos los sentidos que tiene el hombre, se nos da complacencia y si damos rienda suelta sin tener mesura de querer seguir sintiéndolo y teniéndolo, acabará por embotando nuestras almas de perdición, por ello tengamos en cuenta que aquello que es malo, nos irá atando tanto, que quedaremos irreconocibles ante los ojos de Dios, porque nos dice El Sagrado Evangelio: «lo que es muy estimable para los hombres, es detestable para Dios».

Dios los bendiga hermanos y hermanas y que fructifique sobreabundantemente La Liturgia de Hoy en sus vidas.

(Por favor comparte esta información con toda tu red de contactos, muchos lo pueden necesitar; pues, El Señor Está llamando a la puerta. Ap. 3, 20